Si la luz viaja a la velocidad casi instantanea, a que velocidad viajará la mente? porque mi experiencia con élla, con la mente, es fantástica. El sábado reciente subí a la terraza de mi hogar en donde puedo contemplar un maravilloso y siempre nuevo atardecer, Querétaro según el dicho popular y los recuerdos de algunos poetas ofrece las puestas de sol más espectaculares. Yo, con conocimiento de causa me sumo a éllo viéndolo diariamente acompañada por mi perrita Suki que tiene un sentido exacto y preciso de la hora en que esta ceremonia debe realizarse, pero no quiero desviarme… fue una tarde de frio intenso, sorpresivo pues ya los días anteriores nos habían adelantado calor y sol de modo que mi mente pensó que bien me caerían mis botas de gamuza verde olivo que se perdieron en un vuelo de Aeroméxico que aterrizó de improviso en la Cd. De México y me mandó en vuelo suplementario a León, Gto. sin previo aviso. Ahí empezó el viaje mental y en dos segundos me trasladé a New York en donde pretendía culminar la investigación de un dibujo atribuído a Miguel Angel que me llevó de la Biblioteca de la Capilla Medici, a la casa de Miguel Angel en Florencia, que contiene algunos motivos decorativos y que habitó de joven con su familia, al Ashmolean Museo de Oxford - por el dibujo de la Virgen Maria con San Juan niño de la colección del British Museum- y al Museo Metropolitano de New York en cuya colección está el dibujo de una de la Sibilas del Juicio Final en la Capilla Sistina del Vaticano, ambas firmadas por Miguel Angel. Después de casi 6 años de minucioso trabajo había conseguido identificar la marca de agua del papel en el catálogo más completo que existe en la Universidad de Génova, los análisis químicos de tinta utilizada en la escritura de la parte posterior con instrucciones sobre los colores a usarse en ese proyecto y una firma que coincide (hasta ahora) con las de las obras arriba mencionadas, en tamaño, formato y color, y lo más importante una cita con la Dama del Papel en el Museo Metropolitano de New York. El frío era intenso y el viento se filtraba sin recato por todos lados, iba acompañada por el propietario del dibujo su joven sobrino, y mi colaborador en Relaciones Públicas. El tiempo no afectaba nuestro entusiasmo acudíamos a una cita de gran importancia con un personaje de alto nivel en el Museo, entrar al edificio con un guía especial y penetrar en sus oficinas con un dibujo de Miguel Angel en el portafolio era un logro fuera de serie después de tantos años de trabajo. De más está decir que seleccioné para esa cita mi gabardina inglesa, mis botas de ante y el resto del atuendo adecuado a la Directora General de Arte Coleccionistas Servicios, que era mi empresa.
Fuimos recibidos con el debido protocolo, la Dama del Papel, que es la curadora permanente de la colección de dibujos, grabados y en general toda la obra realizada en papel del acervo del Museo, fue gentil, revisamos documentos, fotografías, material de información y fechas por espacio de casi dos horas y finalmente me aseguró que las firmas encontradas en esas obras eran adjudicaciones realizadas probablemente por el sobrino del artista y no firmas originales del mismo , por lo que difícilmente podría considerarse la autenticidad de la obra en gestión, que bien podría llevarse 10 años más de investigación ¿?¡?¿ El relato es corto pero el intercambio de opiniones fue bastante más largo…..
El hielo pesaba en nuestro ánimo tanto o más que en las calles, sin embargo, salimos de la oficina y retomando los pasillos hacia las diferentes salas, me detuve viendo con gran sorpresa que aún estaba en la sala de exposiciones temporales la exposición de obra de pequeño formato de Vincent VanGogh, había permanecido por casi tres años en exhibición y ….ahí otro brinco de la mente…. La navidad de tres años atrás mi querida amiga y colega Lucille Wong y yo decidimos un viaje improvisado para el año nuevo en New York, con viento, nevadas, y el máximo regalo: la exposición de obra pequeña de Van Gogh en el Museo Metropolitano.. bravo¡¡¡
Llegamos el 30 de diciembre en la noche, y el día 31 emprendimos la caminata a través del Central Park, las banquetas brillaban de hielo, el viento y la lluvia persistían, pero no importaba teníamos una cita con VanGogh. Llegamos al Museo, la escalinata en todo lo largo estaba moteada de gentes cubiertas con plásticos, impermeables improvisados, y sombreros goteando y en las manos en alto letreros de COMPRO BOLETO, DEBO REGRESAR A JAPON, o a otra parte del planeta. Los boletos de entrada habían sido vendidos desde el año anterior, las entradas estaban agotadas y no habría boletos en dos o tres años a futuro.
Y he ahí sorpresa increíble! tres años después estaba en la sala de VanGogh viendo la exposición que años antes me había sido negada. No lo podía creer! Por lo menos ese viaje me había dado un regalo sensacional!!!
Sí, mi equipaje se perdió, mi gabardina inglesa y mis preciadas botas también, mi trabajo de investigación terminó con la certeza de haberlo realizado profesionalmente, pero vi a VanGogh en solitario, disfrutando sin ruidos ni prisa, una exposición de regalo!
Y este sábado pasado Suki y yo bajamos como siempre contentas, el ocaso se tiñó de tonos rosas y violetas sobre fondo gris que el sol apenas traspasa, el frío era inusual y calaba más debo agregar que viajé a New York, estuve en el Museo Metropolitano, sentí el viento frío casi de invierno y ví otra vez a VanGogh, gracias a mi mente viajera. SOY MUY AFORTUNADA!!!
Febrero 20 de 2013